A veces pienso que somos como los perros.
Crecí en un barrio donde había muchos perros. Todo el mundo tenía perros. Nosotros teníamos como seis.
Cuando iba a tomar el colectivo, uno de mis perros siempre me acompañaba y por el camino se cruzaba con todos los otros. La mayoría nos ladraba porque no conocían a mi perro.
Pero, cada tanto, aparecía uno que nos movía la cola y se quedaba jugando con nosotros. No nos conocía, pero le chupaba un huevo y se acercaba sin miedo.
Crecí en un barrio donde había muchos perros. Todo el mundo tenía perros. Nosotros teníamos como seis.
Cuando iba a tomar el colectivo, uno de mis perros siempre me acompañaba y por el camino se cruzaba con todos los otros. La mayoría nos ladraba porque no conocían a mi perro.
Pero, cada tanto, aparecía uno que nos movía la cola y se quedaba jugando con nosotros. No nos conocía, pero le chupaba un huevo y se acercaba sin miedo.
Hay que ser ese perro.
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