Reseña de "Te Estaba Esperando" de Martín Marcou, estrenada en febrero de 2016.
En la
quietud de la casa rodeada de campo y perros transcurre la vida aparentemente
monótona de un nene y su familia. La costumbre contemplada a través de una ventana
oportuna nos presenta a la madrastra (Silvia Trawier), brava y campechana, y a la
hermanastra (Sofía Bertolotto), aniñada pero macabra. Los perros que ladran rondan
la propiedad anunciando tragedia. La muerte súbita de la Nana enciende la chispa que
da cuerpo al relato.
La
única persona que parecía comprender al nene estaba muerta y la tarea de
reemplazarla recayó en esa mujer severa que un padre invisible pero
omnipresente eligió para gobernar en su ausencia. ¿Pero cómo encontrar a la
indicada cuando sólo era capaz de ver al hijastro con ojos de rabia? Algo no
estaba bien con él, masticaba la madre y regurgitaba como un ave siniestra en la garganta
de su cría.
El alma
gentil de Eugenia Iturbe irrumpe en escena como la siesta tibia de junio. Llega,
tosca pero valiente, bruta para los estándares de quien nunca amó, y se
convierte en la voz del nene. La curiosidad de quien mira se torna exasperante.
Sus palabras misericordiosas, descreídas por la patrona, son el salvoconducto
para una evasión necesaria. Es ahí cuando el espectador se aferra al asiento de
la sala del Camarín y deja caer con dulzura los ojos sobre ese muchachito (Lord
Zedy) que nos observa triste. Lo estábamos esperando.
Esta
pieza nos invita a ser testigos de la libertad y nos urge a reflexionar sobre el
rol del entorno inmediato en la conformación de nuestra identidad. Martín Marcou (director y dramaturgo) dice
tener "el corazón lleno de obras de teatro". Después de “Te Estaba Esperando”,
los espectadores partimos con el corazón lleno de Martín Marcou.
Actualmente en cartelera, la obra puede disfrutarse en El Camarín de las Musas
(Mario Bravo 960, Ciudad de Buenos Aires) todos los viernes a las 23 horas.
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