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martes, 10 de noviembre de 2015

Tren

-Se informa a los señores pasajeros que la Línea B se encuentra interrumpida por arrollamiento. Una persona se tiró a las vías, señores. Se suicidó.
-¡La puta madre!-, gritó el chabón.- ¿No se podía matar en otro horario?
Lo miré y sólo pude hacer silencio. Desalojé el vagón mezclado entre los otros y arrastré los pies hasta la salida con el alma pesada como este cielo de tormenta. Las palabras del pibe retumbaban en mi cerebro, algo se me había roto adentro. Me asusté. Me asustó esa indiferencia y ese apuro egoísta que pretende justificar la crueldad. Abandoné Estación Pasteur y anduve muchas cuadras con la lluvia helada sobre el lomo y un nudo en la garganta. Me ardían los ojos, pero nadie se dio cuenta. Nunca nadie se da cuenta. Esta tarde a mí también me atropelló un tren.

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