"Es nena, le dijo la enfermera y se la puso en los brazos. Rosaura se encontró a sí misma, sudorosa y asustada, en el espejo negro de esos ojos diminutos. El cráneo se le llenó del ruido sordo que hacía su cabeza contra el baúl del auto y el olor a tabaco que tenía don Horacio, que le lamía la cara y le preguntaba si le gustaba que la viole. Lloró como esa tarde, la enfermera la creyó conmovida. Es nena, le había dicho, y Rosaura sintió pena por ella."
"É menina, disse a enfermeira, e a colocou nos seus braços. Rosaura encontrou-se, suando e assustada, no espelho preto desses olhos pequenos. O crânio foi preenchido com o baque que fez sua cabeça contra o porta-malas do carro e o cheiro de rapé que tinha Don Horacio, que lambia seu rosto e perguntava se ela gostava de ser estuprada. Chorou como naquela tarde, a enfermeira pensou que estava chocada. É menina, tinha dito, e Rosaura sentiu pena por ela."
Apuntes de Juan Solá.
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