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jueves, 24 de marzo de 2016

Invadirme

Soy completamente manipulable. Todos los días recorro el mismo camino, todos los días contemplo el mismo atardecer. Todos los días miro el mismo canal y hablo el mismo idioma. Todos los días me enojan las mismas cosas.
Todos los días las mismas cosas, el mismo idioma, las mismas personas.
Manipularme es tan sencillo como llenar mis cotidianeidades de mensajes bravos sobre un significado de felicidad que nada tiene que ver con lo auténtico. Ofreceme felicidad en doce cuotas, no importa cuántos años de garantía tenga. La pagaré con las horas que pierda chequeando Facebook en el tren. Voy a pagar maquillaje con sangre. No quiero pensar, decime qué es la felicidad, obligame a creerte y después vendémela.
Tengo que moverme.
Tengo que llenar mis pupilas de otredades.
A lo mejor así pueda despistarlos.
A lo mejor así no puedan invadirme.

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